ISSN: 2959-6513 - ISSN-L:
2959-6513
Volumen 4. No. 9 / Octubre 2024 - Número especial
Páginas 320 – 338
Revisión
sistemática sobre trastornos de la personalidad y terapias utilizadas
Systematic review on personality disorders and
therapies used
Revisão sistemática sobre transtornos
de personalidade e terapias utilizadas
Edwing Jhonatan Reusche Talledo
Psicojhon_ma@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-6755-1769
Universidad Cesar Vallejo
Lima – Perú
Artículo recibido 02 de agosto de 2024 / Arbitrado 26 de agosto de 2024 /
Aceptado 06 de octubre 2024 / Publicado 25 de octubre de 2024
Resumen
Los
trastornos de la personalidad (TP) aumentan cada día debido al stress conque
viven las personas en sus actividades diarias. Este artículo presenta una
revisión sistemática con el objetivo de describir estos estudios, así como las
terapias utilizadas, para incrementar el conocimiento en los lectores. Se
consultaron bases de datos como PubMed, PsycINFO, Scopus y Scielo, siguiendo el método PRISMA para la selección de
estudios. Se aplicaron criterios de inclusión que abarcan estudios
aleatorizados, revisiones clínicas y ensayos en humanos, mientras que se
excluyeron investigaciones sin un enfoque claro en TP o que carecieran de un
grupo de control. Se implementaron indicadores booleanos para optimizar la
búsqueda, resultando en un total de 10 estudios incluidos en la revisión. Los
resultados indican que, existen múltiples TP y terapias para su tratamiento. Se
concluye que se requiere más investigación rigurosa para validar estas
intervenciones y establecer pautas prácticas en su uso.
Palabras clave: Efectividad; trastornos de la personalidad; terapias;
revisión sistemática
Abstract
Personality disorders (PD)
increase every day due to the stress that people experience in their daily
activities. This article presents a systematic review with the objective of
describing these studies, as well as the therapies used to increase readers' knowledge.
Databases such as PubMed, PsycINFO, Scopus and Scielo were consulted, following the PRISMA method for the
selection of studies. Inclusion criteria covering randomized studies, clinical
reviews and human trials were applied, while investigations without a clear
focus on PD or lacking a control group were excluded. Boolean indicators were
implemented to optimize the search, resulting in a total of 10 studies included
in the review. The results indicate that there are multiple PDs and therapies
for their treatment. It is concluded that more rigorous research is required to
validate these interventions and establish practical guidelines for their use.
Keywords: Effectiveness;
personality disorders; therapies; systematic review.
Resumo
Os transtornos de personalidade (TP)
aumentam a cada dia devido ao estresse
que as pessoas vivenciam em suas atividades
diárias. Este artigo apresenta
uma revisão sistemática com o objetivo de descrever esses estudos, bem como as terapias
utilizadas para aumentar o conhecimento dos leitores. Foram consultadas bases
de dados como PubMed, PsycINFO,
Scopus e Scielo, seguindo o método PRISMA para seleção
dos estudos. Foram
aplicados critérios de inclusão
abrangendo estudos randomizados, revisões clínicas e
ensaios em humanos, enquanto foram excluídas investigações sem foco claro na DP ou sem grupo controle.
Indicadores booleanos foram implementados para otimizar a busca, resultando em um total de 10 estudos incluídos na revisão.
Os resultados indicam que existem
múltiplas DP e terapias para o seu
tratamento. Conclui-se que são necessárias
pesquisas mais rigorosas para validar essas intervenções e estabelecer diretrizes práticas para seu uso.
Palavras-chave: Eficácia; transtornos de personalidade; terapias; revisão
sistemática
INTRODUCCIÓN
Los trastornos de la personalidad (TP) son un conjunto de afecciones
caracterizadas por patrones inflexibles de pensamientos, emociones y
comportamientos que se desvían significativamente de las expectativas
culturales y pueden llevar a un deterioro funcional notable en diversas áreas
de la vida del individuo. Investigadores como Kernberg
(1984) y Millon (1996) han explorado la complejidad de estos
trastornos, destacando tanto su naturaleza multifacética como la dificultad
para tratarlos. A pesar de los avances en psicoterapia tradicional, incluidos
enfoques como la terapia cognitivo-conductual y la terapia dialéctica
conductual, muchos pacientes continúan buscando tratamientos alternativos
debido a una variedad de factores, como la ineficacia de los enfoques
convencionales, efectos secundarios indeseados o la falta de acceso a cuidados
adecuados.
En este contexto, la situación problemática que motiva esta
investigación radica en la creciente popularidad de las terapias alternativas,
que abarcan desde prácticas como la terapia artística y la meditación hasta el
uso de suplementos herbales y enfoques holísticos. Sin embargo, la evidencia
científica que respalde la eficacia de estas terapias es limitada y, en muchos
casos, anecdótica. Esto genera confusión y riesgo, tanto para los profesionales
de la salud como para los pacientes, quienes podrían abandonar tratamientos
basados en evidencia en favor de estas alternativas no validadas.
El objetivo de esta revisión sistemática es describir de manera crítica los diferentes
TP que pueden experimentar las personas, así como las terapias alternativas que se usan para su tratamiento. Las variables de estudio incluirán la efectividad de estas terapias en
la reducción de síntomas, la calidad de vida de los pacientes y su aceptación
por parte de los mismos, así como la comparación con otros enfoques terapéuticos.
La justificación de esta investigación reside en la necesidad de
proporcionar una visión objetiva y basada en evidencia sobre los TP y las terapias utilizadas para su tratamiento, lo que
permitirá a los profesionales tanto de salud como
educación tener un conocimiento más amplio sobre el tema. Asimismo, es fundamental crear conciencia entre los pacientes sobre
las opciones que tienen a su disposición, así como los posibles riesgos
asociados con el uso de terapias no respaldadas científicamente.
Esta revisión se guía a través de interrogantes científicas acerca de
saber cuáles son los TP más estudiados por la comunidad científica, las terapias que más son utilizadas en el tratamiento de estos TP y qué efectividad han tenido estas terapias. La importancia de esta revisión radica en la identificación de enfoques
que puedan complementar los tratamientos existentes, así como en el
establecimiento de un marco de referencia que ayude a filtrar prácticas basadas
en evidencias de aquellas que no ofrecen resultados claros. Al contribuir a un
entendimiento más profundo de este fenómeno, la investigación podría no solo
mejorar la práctica clínica, sino también fomentar un diálogo más informado
entre pacientes y profesionales sobre la gestión de los trastornos de la
personalidad.
MÉTODO
Para llevar a cabo esta revisión sistemática sobre TP y las terapias
utilizadas, se utilizó el método PRISMA (Preferred Reporting Items for
Systematic Reviews and Meta-Analyses) como guía para garantizar la
transparencia en el proceso de selección, evaluación y síntesis de la
información de los estudios incluidos. Se realizaron búsquedas en las bases de
datos PubMed, PsycINFO, Scopus y Scielo para identificar estudios relevantes
relacionados con trastornos de la personalidad y terapias utilizadas. Se
identificaron un total de 98 artículos relacionados con el tema de interés.
Tras la revisión inicial, se incluyeron 10 artículos que cumplían con los
criterios de inclusión y exclusión establecidos.
Se incluyeron estudios que abordaban trastornos de la personalidad y las
terapias utilizadas como parte de su intervención. Se excluyeron estudios que
no estaban disponibles completamente, que no se enfocaban en terapias
específicas o que tenían un diseño metodológico deficiente. Se utilizaron los
operadores boleanos "AND" y "OR" para combinar los términos
de búsqueda de manera
adecuada y obtener resultados precisos. La recolección de datos se llevó a cabo
a través de una extracción de datos de los estudios incluidos utilizando tablas
que incluían variables como título del estudio, autor, año y tipo de terapia
analizada.
El enfoque de esta revisión sistemática fue descriptivo, con el objetivo
de sintetizar la información disponible sobre TP y las terapias utilizadas en
la literatura científica. Se trata de una revisión sistemática de la
literatura, con el objetivo de recopilar y consolidar la evidencia existente
sobre el tema de interés. Los resultados de los estudios incluidos se
analizaron de manera cualitativa, identificando las terapias más utilizadas
para tratar los trastornos de la personalidad y evaluando la efectividad de las
mismas en la mejora de los síntomas.
Los resultados de la figura 1 muestran que se identificaron un total de
98 artículos en las bases de datos Scielo, Scopus y Redalyc. De estos, se
excluyeron 77 basados en el título y el resumen, resultando en un total de 21
artículos a texto completo. De estos, se excluyeron 11 artículos, dejando un
total de 10 artículos incluidos en el estudio. Se encontraron 33 citas
duplicadas y fueron eliminadas del análisis. Finalmente, se incluyeron un total
de 10 artículos en el estudio después de realizar todas las exclusiones y eliminaciones
necesarias.
Figura 1. Diagrama de flujo sobre la búsqueda sistemática según PRISMA
La tabla 1 refleja las investigaciones incluidas en esta revisión
sistemática sobre los TP, abarcando enfoques terapéuticos, pedagógicos y
clínicos desde 2001 hasta 2023. Quiroga y Errasti (2001) identifican
tratamientos psicológicos efectivos, sentando una base sólida en la comprensión
y abordaje de estos trastornos. Gómez (2017) propone un modelo docente
innovador que busca manejar el trastorno disocial escolar, resaltando la
importancia de adaptar la educación a las necesidades específicas de los estudiantes.
Por su parte, Sánchez (2003) aclara la relevancia de la atención a la
diversidad en el entorno escolar para alumnos con alteraciones de personalidad.
El análisis clínico de Trilleros (2019) proporciona una visión detallada del
trastorno obsesivo-compulsivo, apoyado por las clasificaciones del DSM-V, lo
cual complementa los descubrimientos actuales sobre el trastorno límite de la
personalidad (TLP) presentados por Pinta et al. (2023). Además, Lominchar et al. (2023) discuten estrategias correctivo-compensatorias
que desafían a los futuros educadores.
La alianza terapéutica y la terapia familiar son subrayadas por Corpas y
Jiménez (2020) y Rodríguez y Peláez (2013), respectivamente, mientras que
Linares (2007) aborda la personalidad desde una perspectiva sistémica, y Otriz
y Ferragut (2010) ofrecen un análisis cualitativo de un caso específico. En conjunto, estos estudios destacan
la necesidad de un enfoque multidimensional en el tratamiento de los TP.
Tabla 1. Estudios que abordan TP
No. De orden |
Artículo |
Autor |
Año de publicación |
1 |
Tratamientos psicológicos eficaces para los trastornos de personalidad. |
Quiroga, E. y Errasti, J. |
2001 |
2 |
Modelo de Acción Docente como Alternativa Pedagógica para el Manejo del Trastorno Disocial Escolar. |
Gómez, J. |
2017 |
3 |
Atención a la diversidad en la escuela: alumnos con alteraciones de personalidad. |
Sánchez, E. |
2003 |
4 |
Caso clínico de un adulto con trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva según clasificación del DSM-V*. |
Trilleros, M. |
2019 |
5 |
Actualización sobre el trastorno límite de la personalidad. |
Pinta, M., Tovar, A., Checa, S., Benites, R. y otros |
2023 |
6 |
Herramientas y estrategias correctivo- compensatorias para tratamiento a trastornos de conducta: reto para los estudiantes de licenciatura en Educación Primaria. |
Lominchar, C.,
Blanco, C., Vázquez, I. |
2023 |
7 |
Tratamiento psicológico y alianza terapéutica en un caso de trastorno de personalidad por evitación. |
Corpas, J.,
Jiménez, T. |
2020 |
8 |
Terapia
familiar en los Trastornos de personalidad. |
Rodríguez,
L., Peláez, J. |
2013 |
9 |
La personalidad y
sus trastornos desde una perspectiva
sistémica. |
Linares, J. |
2007 |
10 |
Análisis Cualitativo de la Personalidad
de una Actriz. Estudio de Caso y Trastorno de Personalidad Límite. |
Otriz, M., Ferragut, M. |
2010 |
La tabla 2 presenta el análisis de los diversos estudios que abordan
diferentes TP y las terapias propuestas para su tratamiento. En primer lugar,
el trabajo de Quiroga y Errasti (2001) es destacado por su exhaustivo enfoque
sobre el trastorno paranoide y otros, proponiendo múltiples enfoques
terapéuticos como la terapia cognitivo-conductual dialéctica, la terapia de
conducta y el entrenamiento en habilidades sociales, abordando así una amplia
gama de trastornos, desde el esquizoide hasta el evitativo.
Gómez (2017) contribuye con un modelo de acción docente para el manejo
del trastorno disocial, mientras que Sánchez (2003) enfatiza el uso de técnicas
psicológicas para trastornos emocionales y de conducta. Trilleros (2019) se
centra en dificultades específicas, proponiendo terapia cognitiva para abordar
la inflexibilidad y las reacciones impulsivas. En cuanto al TLP, se observan
enfoques variados, como psicoterapia especializada y farmacología de Pinta et
al. (2023), intervención
familiar de Rodríguez y Peláez (2013), así como intervenciones sociales y
familiares discutidas por Linares (2007).
Finalmente, Otriz (2010) se enfoca en tratamientos psiquiátricos,
mientras que Lominchar et al. (2023) abogan por una intervención temprana y un tratamiento integral para
los trastornos de conducta. Estos estudios reflejan una diversidad de enfoques
terapéuticos adaptados a las especificidades de cada TP.
Tabla 2. TP y terapias propuestas
No. |
Estudios |
TP que estudian |
Terapias propuestas |
1 |
Quiroga y Errasti (2001) |
Paranoide |
Cognitivo-conductual dialéctica Terapia de conducta Terapia Dialéctica (individual y en grupo) Entrenamiento en habilidades sociales Exposición gradual Tratamientos Psicodinámicos Terapia estratégica del yo Psicoterapia dinámica clásica |
Esquizoide |
|||
Esquizotípico |
|||
Antisocial |
|||
Límite |
|||
Histriónico |
|||
Narcisista |
|||
Obsesivo-compulsivo |
|||
Evitación |
|||
Dependencia |
|||
2 |
Gómez
(2017) |
Trastorno disocial |
Modelo de acción docente |
3 |
Sánchez (2003) |
Trastornos emocionales
y de conducta |
Técnicas psicológicas |
4 |
Trilleros (2019) |
Dificultad
para ser flexible, reacciones impulsivas |
Terapia
cognitiva |
5 |
Pinta et al.
(2023) |
TLP |
Psicoterapia
Especializada, Intervenciones Farmacológicas |
6 |
Lominchar et al. (2023) |
Trastornos de
conducta |
Intervención
temprana y el tratamiento integral |
7 |
Corpas y Jiménez (2020) |
Trastorno de
Personalidad Evitativa |
Terapia
Cognitivo-Conductual |
8 |
Rodríguez y
Peláez (2013) |
TLP |
Intervención
Familiar |
9 |
Linares
(2007) |
TLP |
Intervenciones enfocadas en la dimensión
social y familiar |
10 |
Otriz (2010) |
TLP |
Tratamientos
psiquiátricos |
Descripción de los estudios seleccionados
Quiroga y Errasti (2001) consideran que se han propuesto muchos y muy
diversos tratamientos de los TP, por ejemplo, en Caballo (1998), Ruiz (1998) o
Gunderson y Gabbard (2000), pero las investigaciones rigurosas sobre sus
efectos clínicos reales son escasas, dispersas o asistemáticas, y en muchas
ocasiones precarias, pues los estudios publicados no siempre cumplen las
necesarias condiciones de diseño y de control como para ser considerados
aceptables a la hora de calificar como positivamente probada la eficacia de una
determinada terapia, o cuanto menos como tratamiento de eficacia probable.
A la luz de la revisión bibliográfica realizada por Quiroga y Errasti
(2001) y según los criterios utilizados por los editores de Psicothema, el
resultado es que, a día de hoy, el panorama de los tratamientos psicológicos de
los TP presenta una gran precariedad. De hecho, no parece estar todavía demostrado
que exista ningún tratamiento psicológico que pueda considerarse «bien
establecido», ni para los TP en general, ni para ninguno de los diversos TP en
particular. Y ello porque los estudios existentes son poco numerosos,
heterogéneos en su orientación teórica, dispersos entre los distintos TP y
metodológicamente mejorables –por ejemplo, mediante comparaciones sistemáticas
con grupos de control, placebos o con otros tratamientos.
Quiroga y Errasti (2001) consideran que podrían valorarse como
«probablemente eficaces» algunos tratamientos psicológicos para un TP en
concreto, el TPL (borderline): la terapia cognitivo-conductual dialéctica y la
terapia de conducta. De ellos, sin lugar a dudas, el tratamiento mejor
estudiado y sobre el que existen más datos de eficacia clínica positiva es la
terapia cognitivo-conductual dialéctica de Linehan (1993) y Aramburu (1996),
que es una terapia específicamente dedicada al TLP–cuanto menos para algunos
aspectos especialmente problemáticos de dicho trastorno, como los comportamientos suicidas y
autolíticos o la inestabilidad afectiva.
La propia autora asegura que su terapia es eficaz Waltz y Linehan
(1999), apoyándose para ello en diversos datos sobre los efectos clínicos
obtenidos. No obstante, a la hora de aplicar en el momento presente los
criterios de «eficacia establecida» y de «eficacia probable» que marca
Psicothema, tan sólo se puede afirmar que la terapia dialéctica
cognitivo-conductual es un tratamiento «probablemente eficaz», por cuanto que
sus mejores estudios clínicos no llegan a satisfacer los criterios de «eficacia
bien establecida».
Gómez (2017) menciona en su estudio específicamente el trastorno disocial en el
contexto de alumnos de secundaria en una unidad educativa. Este trastorno se
caracteriza por comportamientos disociales que incluyen: incumplimiento de normas de convivencia, inasistencias injustificadas, bromas pesadas y
travesuras e irrespeto a otros y
conflictividad. Estos comportamientos representan un alto porcentaje de incidencia entre
los estudiantes, lo que indica la prevalencia de este tipo de trastorno en el
entorno escolar.
El estudio se enfoca en la competencia docente para manejar el trastorno
disocial escolar, lo que implica no tanto
tratamientos directos a los estudiantes como el enfoque pedagógico y el rol de
los docentes. Los aspectos analizados incluyen: la función del rol orientador de los docentes y su
capacidad para ayudar a los estudiantes con comportamientos disociales. Los resultados indican que más de la mitad de los docentes (53%) conocen el rol de orientador, pero un
79% no aplica efectivamente este rol para ayudar a los estudiantes con
problemas de comportamiento disocial. Existe una falta de acción docente generalizada para
implementar estrategias pedagógicas adecuadas que involucren la orientación y
el apoyo a estos estudiantes.
Esto sugiere que la eficacia de los tratamientos, en forma de
intervención docente, es limitada, ya que muchos docentes no están aplicando
las competencias necesarias para abordar adecuadamente el trastorno disocial. Por lo tanto, hay una necesidad urgente de
capacitación y desarrollo de competencias para los docentes en el manejo de
estos comportamientos en el aula. Aunque la identificación de los
comportamientos disociales fue eficiente en su estudio, la implementación
de un enfoque orientador efectivo por parte de los docentes es insuficiente, lo
que implica que los estudiantes continúan presentando sus comportamientos sin
el apoyo adecuado que podría disminuir su incidencia y efecto en el ambiente
escolar.
Sánchez (2003) aborda las alteraciones de la personalidad en niños, señalando que se vinculan a perturbaciones
en las dimensiones emocionales, afectivas, motivacionales y sociales, en lugar
de la dimensión cognitiva. Subraya la influencia negativa que problemas
emocionales, como la depresión o ansiedad, pueden tener en el rendimiento
académico, incluso en niños con alta capacidad intelectual. Estos problemas no
son exclusivos de niños mayores o adultos, ya que los pequeños están en proceso
de desarrollo y formación. Además, se menciona que la personalidad se desarrolla a través de
diferentes etapas, según varios teóricos como Freud y Piaget. Cada individuo puede superar estas etapas de
manera distinta, y tanto factores biológicos como ambientales influyen en la
configuración de la personalidad.
Este autor destaca la importancia de diagnosticar y tratar cada caso de
TP de manera individual, ya que los mismos síntomas pueden surgir de causas
diversas. Los obstáculos que impiden el desarrollo saludable de la personalidad
se denominan frustración, y están relacionados con la insatisfacción de
necesidades, lo que puede generar tensión o ansiedad.
El autor no menciona
tratamientos específicos ni datos sobre su efectividad. Sin embargo, sugiere
que el enfoque debe ser individualizado y adaptado a las necesidades
específicas del niño, lo que implica que, aunque no se reportan resultados
concretos, es probable que un diagnóstico y tratamiento adecuados puedan ser
efectivos para abordar los TP, siempre y cuando consideren tanto los factores
biológicos como los ambientales. La individualización del tratamiento, en sí
misma, parece ser un enfoque recomendado para mejorar el bienestar emocional y
social de los niños afectados.
El texto presentado por este autor aborda la ambigüedad en la clasificación de los TP y emocionales
infantiles, subrayando que no existe un sistema claro y confiable que los profesionales
y educadores puedan aplicar. Esta dificultad se traduce en que los trastornos
psicológicos en la infancia no deben ser considerados como entidades discretas,
sino como parte de un continuo, lo que implica que la atención debería
centrarse en el desarrollo del trastorno en lugar de en la clasificación. Se
mencionan cuatro grupos de TP infantil según Quay et al. (1986):
1. Perturbaciones de la
conducta: Comportamientos desobedientes, rebeldes y agresivos.
2. Ansiedad-introversión:
Niños tímidos que experimentan sentimientos de inferioridad y culpa.
3. Inmadurez: Niños con
torpeza, falta de atención y preferencia por juegos con menores.
4. Agresión socializada:
Se manifiesta en el absentismo escolar, pertenencia a pandillas y conductas
delictivas.
A pesar de las dificultades inherentes a la clasificación de estos
trastornos, el autor enfatiza la necesidad de contar con un sistema clasificatorio en el
ámbito educativo, ya que diferentes síndromes tienen distintas repercusiones en
el currículum educativo y la conducta de los niños. En cuanto a la efectividad el autor no analiza en detalle tratamientos específicos, ni ofrece conclusiones
claras. Se menciona que las clasificaciones actuales son poco útiles para la
educación y el tratamiento adecuado de los niños, lo que sugiere que las
metodologías empleadas podrían no ser efectivas.
Además, la falta de consenso sobre la clasificación y diagnóstico de los
trastornos disminuye la capacidad para hacer predicciones y recomendaciones
adecuadas, lo que afecta negativamente la efectividad de cualquier tratamiento.
Por tanto, se infiere que la efectividad de los tratamientos en general es
limitada debido a la ambigüedad en las clasificaciones y la falta de un enfoque
claro en el desarrollo del trastorno.
Trilleros (2019) aborda un caso de un individuo que enfrenta dificultades en sus
relaciones interpersonales, laborales y familiares, derivadas de creencias
irracionales y un estilo de crianza autoritario en su infancia. Las principales
disfunciones que se presentan incluyen la dificultad para ser flexible,
reacciones impulsivas, alteraciones emocionales, y problemas en la construcción
de relaciones cercanas. El tratamiento más adecuado es la terapia cognitiva,
que se centra en ayudar al paciente a modificar sus creencias problemáticas y
su comportamiento. Esta terapia sugiere el uso de una agenda de actividades y
técnicas para la resolución de problemas y la relajación, lo que ayuda a
mitigar características asociadas al TP obsesivo-compulsiva, como la indecisión
y la ansiedad.
La autora no ofrece evidencias directas de la efectividad de los
tratamientos aplicados, enfatizando en cambio que la literatura sobre
tratamientos para los TP es limitada y que hay escasas investigaciones con
muestras adecuadas. Sin embargo, sugiere que la terapia cognitiva tiene el
potencial de ser eficaz en este caso particular al ayudar a cambiar las
creencias disfuncionales y mejorar la regulación emocional del paciente. Aunque
los tratamientos son prometedores, la falta de estudios sólidos en el área limita
la capacidad de establecer su efectividad total.
Pinta et al. (2023) proporcionan una visión integral sobre el TLP,
centrándose principalmente en la neurobiología, la prevalencia de este
trastorno en poblaciones penitenciarias y las intervenciones terapéuticas
disponibles. A continuación, se detallan los principales enfoques tratados:
Comorbilidad y Estructuras Cerebrales: Un estudio de Moore encontró que un gran porcentaje de los reclusos con
Trastorno Depresivo Mayor (TDM) también presentaba TLP, indicando una alta
comorbilidad con otros trastornos, particularmente el Trastorno de Personalidad
Antisocial (TPA). Se observaron alteraciones en estructuras cerebrales, como
disminuciones en el volumen de materia gris en el hipocampo y áreas límbicas,
así como hiperreactividad en la amígdala en respuesta a estímulos emocionales en
pacientes con TLP.
Incidentes Disciplinarios en Reclusos: Los reclusos con TLP presentaron
una mayor frecuencia de incidentes disciplinarios y agresiones psicológicas en
comparación con aquellos sin TLP. Sin embargo, no se encontró relación entre la
duración del aislamiento y el diagnóstico de TLP.
Polifarmacia: Aproximadamente el 50% de los pacientes en servicios
especializados en trastornos de la personalidad en Australia se prescriben
múltiples medicamentos. Se destaca que la polifarmacia puede aumentar el riesgo
de sobredosis, especialmente entre pacientes con TLP.
Psicoterapia: Se sugiere que la psicoterapia específica para TLP es más
efectiva que otras formas de terapia como la Terapia Cognitiva Basada en la
Emoción (CTBE). Un metaanálisis encontró evidencia de impacto moderado en la
reducción de la gravedad del TLP y en la disminución de autolesiones.
Impacto de Traumatismos Previos: Los antecedentes de abuso emocional y
negligencia se correlacionan con la discapacidad emocional en individuos con TLP,
lo que complica su tratamiento y manejo.
En cuanto a la efectividad de los tratamientos la evidencia sugiere que
la psicoterapia diseñada específicamente para TLP es efectiva, mostrando una
reducción significativa en la gravedad del trastorno y las autolesiones. La
polifarmacia presenta riesgos, y aunque algunos pacientes pueden beneficiarse
de ciertos medicamentos, sus efectos deben ser manejados cuidadosamente. Los
resultados actuales están limitados por la baja calidad de la evidencia y la
falta de ensayos clínicos controlados, lo que subraya la necesidad de más
investigaciones para validar la efectividad de las intervenciones en esta población. En
conjunto, aunque se ha avanzado en la comprensión y tratamiento del TLP, se
requieren más estudios para establecer prácticas óptimas y mejorar los
resultados para los pacientes.
Lominchar et al. (2023) aborda el impacto de factores biológicos y sociales en
los trastornos de conducta en escolares, señalando la importancia de las
condiciones sociales y educativas en su desarrollo. Se afirma que los
trastornos de conducta surgen a partir de la interacción de factores
intrapersonales (como la personalidad) y factores interpersonales (como las
relaciones familiares y sociales). Esta amplia gama de causas sugiere que
cualquier enfoque de tratamiento debe considerar esta complejidad.
En Cuba, se distingue entre diferentes tipos de trastornos de conducta,
incluyendo la inseguridad, la timidez, la agresividad no socializada y el
Síndrome Hiperquinético. Cada categoría se estudia con el objetivo de adaptar
los tratamientos psicológicos y pedagógicos. Para diseñar estrategias de
intervención, es necesario un diagnóstico que combine las condiciones internas
del escolar y las influencias externas. Este enfoque integral es crucial para
el tratamiento efectivo de los trastornos de conducta. Es fundamental que los
maestros identifiquen las alteraciones de conducta en los escolares de manera
temprana, lo que permite implementar medidas preventivas adecuadas. Conocer los
métodos más eficaces para contrarrestar estas alteraciones es una parte
esencial del proceso.
Los autores resaltan que realizar intervenciones sociales y educativas
de manera precoz puede potencialmente permitir una recuperación favorable. La
plasticidad del sistema nervioso y la capacidad de aprendizaje del niño son
aspectos que apoyan esta idea. Aunque los autores no proporcionan datos
cuantificables sobre la efectividad de los tratamientos específicos, se infiere
que la intervención temprana y el tratamiento integral son fundamentales para
ayudar a los escolares con trastornos de conducta. Los tratamientos analizados
por estos autores destacan la importancia de un enfoque múltiple e integral que
considere tanto factores internos como externos, así como la necesidad de
intervenciones tempranas para mejorar la efectividad de los tratamientos
dirigidos a escolares con trastornos de conducta.
Corpas y Jiménez (2020) abordan un caso de una
mujer que fue diagnosticada con Trastorno de
Personalidad Evitativa (TPE), y se identificaron síntomas relacionados con
ansiedad generalizada y baja autoestima a raíz de experiencias pasadas de
crítica por parte de sus iguales.
Se utilizaron diversos instrumentos de evaluación para medir la
ansiedad, el estado de ánimo y los rasgos de personalidad antes de iniciar el
tratamiento, lo que proporcionó una base para el diagnóstico y la intervención.
Se optó por la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), que ha demostrado mayor
eficacia en el tratamiento del TPE en comparación con otros enfoques. La TCC se
centró en modificar la conducta evitativa y los pensamientos disfuncionales que
mantenían la ansiedad. Al concluir el tratamiento, la paciente mostró señales
de motivación y compromiso al inicio, aunque presentaba ambivalencias debido a
fracasos anteriores.
Por otro lado, Rodríguez y Peláez (2013) reconocen que el proceso de
enfermar afecta al contexto familiar y puede llevar a reacciones como la
negación, la hipervigilancia y la sobreprotección. Estas dinámicas pueden
generar problemas emocionales en la familia y afectar el diagnóstico del
paciente. Las intervenciones familiares han demostrado ser efectivas para
mejorar el pronóstico de enfermedades mentales, especialmente en TP como el
TLP. Se considera que la familia no solo contribuye al desarrollo de la
enfermedad, sino que también es fundamental en su rehabilitación. Las
intervenciones deben centrarse en modificar las respuestas familiares y mejorar
la comunicación.
Las intervenciones familiares, en particular las de tipo psicoeducativo,
han demostrado ser efectivas en la mejora del pronóstico de la enfermedad
mental, reduciendo la tasa de recaída en pacientes con TP y favoreciendo un
ambiente familiar más saludable. Los estudios reflejan que estas intervenciones
son un tratamiento complementario valioso y son superiores en eficacia en
comparación con enfoques anteriores basados en la terapia psicoanalítica.
Linares (2007) plantea que la evolución de la comprensión y clasificación de los TP ha
permitido una mayor flexibilidad en el diagnóstico y reconocimiento de diversas
manifestaciones. Si bien algunos enfoques tradicionales han tenido
limitaciones, en el caso del TLP se ha demostrado que, contrariamente a la
creencia de que es incurable, los pacientes pueden experimentar mejoras significativas
durante el tratamiento. Las intervenciones enfocadas en la dimensión social y
familiar han sido reconocidas como esenciales, aunque su desintegración en la
práctica clínica actual dificulta su manejo eficaz. Los tratamientos han
mostrado efectividad, pero su implementación y comprensión requieren una
consideración más integral de las dimensiones sociales y familiares
involucradas.
Otriz y Ferragut (2010) analizan el caso de un sujeto que nació en un entorno marcado por la
inestabilidad emocional de su madre quien experimentó dificultades y relaciones
tumultuosas. La persona fue cuidada por una familia adoptiva en sus primeros
siete años, donde la educación fue estricta y moralista. Aunque no hay pruebas
de abusos materiales, la falta de afecto y reconocimiento emocional afectaron
negativamente su autoestima. Los tratamientos psiquiátricos del sujeto fueron
inadecuados, reflejando la falta de avances y comprensión en el campo de la
psiquiatría de la época, lo que la dejó sin el soporte maternal necesario que
pudo haber mitigado su propio desarrollo emocional problemático.
La historia de este sujeto pone de manifiesto cómo un entorno familiar
inestable y tratamientos inadecuados dejaron profundas huellas en su desarrollo
emocional. A través de diversas etapas de su vida, aunque se intentaron
diferentes formas de intervención, la falta de un tratamiento efectivo y de un
ambiente estable contribuyó a un continuo estado de confusión y dificultad
emocional, lo que sugiere que la efectividad de los tratamientos en su caso fue
mínima.
DISCUSIÓN
La valoración crítica de los estudios sobre TP, especialmente el
realizado por Quiroga y Errasti (2001), destaca tanto la diversidad de
tratamientos propuestos como la notable falta de evidencia rigurosa que
respalde su eficacia. Estos autores subrayan que, a pesar de que muchos
tratamientos han sido sugeridos por diversos investigadores como Caballo (1998)
y Gunderson y Gabbard (2000), la investigación empírica carece de una
sistematización adecuada y muchas veces es deficiente en diseño y control. Esta
precariedad en los estudios hace que sea difícil clasificar algún tratamiento
como "bien establecido", dejando en el contorno la eficacia de las
intervenciones psicológicas.
A diferencia de esta visión más crítica, Gómez (2017) enfoca su estudio
en el ámbito escolar, analizando el trastorno disocial en alumnos de secundaria
y el rol fundamental que desempeñan los docentes en el manejo de estos
comportamientos. Su trabajo pone de relieve que, aunque hay un reconocimiento
del rol orientador por parte de los docentes, su aplicación práctica es
deficiente. Esto resalta una disparidad en el enfoque: mientras los estudios
sobre TP podrían beneficiarse de una mayor atención a los criterios de
efectividad y metodología, el contexto educativo se enfrenta a una falta de
capacitación y habilidades entre los docentes para implementar estrategias
efectivas.
Además, mientras que Quiroga y Errasti enfatizan la terapia
cognitivo-conductual dialéctica como un tratamiento "probablemente
eficaz" para el TLP, Gómez resalta la necesidad urgente de que los
docentes desarrollen competencias necesarias para apoyar a estudiantes con
trastornos disociales. Esto sugiere que, aunque hay tratamientos psicológicos
cuya eficacia sigue siendo debatida, la intervención educativa también necesita
fortalecerse para abordar adecuadamente comportamientos problemáticos en un
entorno escolar.
Estos estudios destacan limitaciones en sus respectivos campos: la falta
de evidencia sólida en los tratamientos psicológicos y las deficiencias en la
implementación de estrategias pedagógicas efectivas. Esto sugiere un camino
claro hacia la necesidad de más investigación y formación en ambos ámbitos, con
el objetivo de mejorar la atención a las personas con TP y asegurar un ambiente
educativo más saludable y de apoyo. Analizar ambas perspectivas en conjunto
permite una comprensión más amplia de la complejidad en el tratamiento de los TP
y los trastornos de conducta, subrayando que tanto la práctica clínica como la
educativa deben evolucionar para satisfacer mejor las necesidades de sus
respectivos grupos.
También ofrecen una visión amplia y matizada sobre los TP y su
tratamiento, abordando diversas perspectivas. Uno de los aspectos más positivos
de la obra de Sánchez (2003) es su énfasis en la individualización del
diagnóstico y tratamiento de los TP en niños. Su señalamiento de que las
perturbaciones emocionales pueden influir en el rendimiento académico, así como
el reconocimiento de los diversos factores que afectan el desarrollo de la
personalidad, resuena con la apertura contemporánea hacia enfoques holísticos y
personalizados en la educación y la salud mental. Comparado con los enfoques
más rígidos en la clasificación de trastornos, como se observa en la obra de
Trilleros (2019) y Lominchar et al. (2023), la flexibilidad que propone Sánchez es valiosa, ya que invita a
considerar la singularidad de cada niño en su contexto particular.
Asimismo, la perspectiva presentada por Pinta et al. (2023) sobre el TLP complementa la discusión de
Sánchez, al centrarse en la neurobiología y la comorbilidad, lo que enfatiza la
necesidad de un enfoque multidisciplinario en el tratamiento. Al abordar tanto
la eficacia de la terapia como la importancia de la intervención temprana, el
texto se alinea con las propuestas de Lominchar et al. (2023), que también destacan cómo los antecedentes
familiares y sociales influyen en la manifestación de trastornos de conducta.
A pesar de las fortalezas en la individualización y el enfoque integral
de Sánchez, es cierto que la falta de tratamientos específicos y datos sobre su
efectividad puede ser una limitación. Esta observación se encuentra en línea
con las críticas de Trilleros (2019) sobre la literatura escasa en el área de
tratamientos para TP, donde se reconoce que muchos tratamientos carecen de
evidencia robusta. Esta carencia de datos también se refleja en Pinta et al. (2023), donde se subraya que a pesar de los avances en
la comprensión del TLP, persisten limitaciones en la calidad de la evidencia
sobre tratamientos.
CONCLUSIONES
La revisión sistemática sobre los TP y las terapias empleadas resalta la
complejidad de estos trastornos y la necesidad de enfoques terapéuticos
diversificados. A lo largo del análisis, se identificó que la TCC y las
intervenciones psicoeducativas familiares son de las más efectivas en el
tratamiento de trastornos de personalidad, particularmente el TLP. Estas
terapias no solo abordan los síntomas individuales del trastorno, sino que
también buscan modificar dinámicas familiares y conductuales que perpetúan la
enfermedad. De esta manera, se establece que un enfoque integrador, que incluya
tanto la intervención individual como la familiar, puede mejorar
significativamente el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes.
Además, el estudio subraya la importancia de la personalización en el
tratamiento, reconociendo que cada paciente presenta una combinación única de
síntomas y factores contextuales. Esto implica que los profesionales de la
salud deben adaptar las estrategias terapéuticas a las características
individuales y al entorno social del paciente. Finalmente, la revisión también
destaca la necesidad de más investigaciones que validen y sistematicen la
eficacia de las diversas aproximaciones terapéuticas, con el objetivo de
proporcionar evidencia sólida que guíe las prácticas clínicas y fomente un
tratamiento más eficaz y holístico de los TP.
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