ISSN: 2959-6513 - ISSN-L: 2959-6513

Volumen 4.  No. 9 / Octubre 2024 - Número especial

Páginas 320 – 338

 

Revisión sistemática sobre trastornos de la personalidad y terapias utilizadas

Systematic review on personality disorders and therapies used

Revisão sistemática sobre transtornos de personalidade e terapias utilizadas

 

Edwing Jhonatan Reusche Talledo

Psicojhon_ma@hotmail.com

https://orcid.org/0000-0002-6755-1769

Universidad Cesar Vallejo

Lima – Perú

 

Artículo recibido 02 de agosto de 2024 / Arbitrado 26 de agosto de 2024 / Aceptado 06 de octubre 2024 / Publicado 25 de octubre de 2024

 

Resumen

Los trastornos de la personalidad (TP) aumentan cada día debido al stress conque viven las personas en sus actividades diarias. Este artículo presenta una revisión sistemática con el objetivo de describir estos estudios, así como las terapias utilizadas, para incrementar el conocimiento en los lectores. Se consultaron bases de datos como PubMed, PsycINFO, Scopus y Scielo, siguiendo el método PRISMA para la selección de estudios. Se aplicaron criterios de inclusión que abarcan estudios aleatorizados, revisiones clínicas y ensayos en humanos, mientras que se excluyeron investigaciones sin un enfoque claro en TP o que carecieran de un grupo de control. Se implementaron indicadores booleanos para optimizar la búsqueda, resultando en un total de 10 estudios incluidos en la revisión. Los resultados indican que, existen múltiples TP y terapias para su tratamiento. Se concluye que se requiere más investigación rigurosa para validar estas intervenciones y establecer pautas prácticas en su uso.

 

Palabras clave: Efectividad; trastornos de la personalidad; terapias; revisión sistemática

 

Abstract

Personality disorders (PD) increase every day due to the stress that people experience in their daily activities. This article presents a systematic review with the objective of describing these studies, as well as the therapies used to increase readers' knowledge. Databases such as PubMed, PsycINFO, Scopus and Scielo were consulted, following the PRISMA method for the selection of studies. Inclusion criteria covering randomized studies, clinical reviews and human trials were applied, while investigations without a clear focus on PD or lacking a control group were excluded. Boolean indicators were implemented to optimize the search, resulting in a total of 10 studies included in the review. The results indicate that there are multiple PDs and therapies for their treatment. It is concluded that more rigorous research is required to validate these interventions and establish practical guidelines for their use.

 

Keywords: Effectiveness; personality disorders; therapies; systematic review.

 

Resumo

Os transtornos de personalidade (TP) aumentam a cada dia devido ao estresse que as pessoas vivenciam em suas atividades diárias. Este artigo apresenta uma revisão sistemática com o objetivo de descrever esses estudos, bem como as terapias utilizadas para aumentar o conhecimento dos leitores. Foram consultadas bases de dados como PubMed, PsycINFO, Scopus e Scielo, seguindo o método PRISMA para seleção dos estudos. Foram aplicados critérios de inclusão abrangendo estudos randomizados, revisões clínicas e ensaios em humanos, enquanto foram excluídas investigações sem foco claro na DP ou sem grupo controle. Indicadores booleanos foram implementados para otimizar a busca, resultando em um total de 10 estudos incluídos na revisão. Os resultados indicam que existem múltiplas DP e terapias para o seu tratamento. Conclui-se que são necessárias pesquisas mais rigorosas para validar essas intervenções e estabelecer diretrizes práticas para seu uso.

 

Palavras-chave: Eficácia; transtornos de personalidade; terapias; revisão sistemática

 

INTRODUCCIÓN

Los trastornos de la personalidad (TP) son un conjunto de afecciones caracterizadas por patrones inflexibles de pensamientos, emociones y comportamientos que se desvían significativamente de las expectativas culturales y pueden llevar a un deterioro funcional notable en diversas áreas de la vida del individuo. Investigadores como Kernberg (1984) y Millon (1996) han explorado la complejidad de estos trastornos, destacando tanto su naturaleza multifacética como la dificultad para tratarlos. A pesar de los avances en psicoterapia tradicional, incluidos enfoques como la terapia cognitivo-conductual y la terapia dialéctica conductual, muchos pacientes continúan buscando tratamientos alternativos debido a una variedad de factores, como la ineficacia de los enfoques convencionales, efectos secundarios indeseados o la falta de acceso a cuidados adecuados.

En este contexto, la situación problemática que motiva esta investigación radica en la creciente popularidad de las terapias alternativas, que abarcan desde prácticas como la terapia artística y la meditación hasta el uso de suplementos herbales y enfoques holísticos. Sin embargo, la evidencia científica que respalde la eficacia de estas terapias es limitada y, en muchos casos, anecdótica. Esto genera confusión y riesgo, tanto para los profesionales de la salud como para los pacientes, quienes podrían abandonar tratamientos basados en evidencia en favor de estas alternativas no validadas.

El objetivo de esta revisión sistemática es describir de manera crítica los diferentes TP que pueden experimentar las personas, así como las terapias alternativas que se usan para su tratamiento. Las variables de estudio incluirán la efectividad de estas terapias en la reducción de síntomas, la calidad de vida de los pacientes y su aceptación por parte de los mismos, así como la comparación con otros enfoques terapéuticos.

La justificación de esta investigación reside en la necesidad de proporcionar una visión objetiva y basada en evidencia sobre los TP y las terapias utilizadas para su tratamiento, lo que permitirá a los profesionales tanto de salud como educación tener un conocimiento más amplio sobre el tema. Asimismo, es fundamental crear conciencia entre los pacientes sobre las opciones que tienen a su disposición, así como los posibles riesgos asociados con el uso de terapias no respaldadas científicamente.

Esta revisión se guía a través de interrogantes científicas acerca de saber cuáles son los TP más estudiados por la comunidad científica, las terapias que más son utilizadas en el tratamiento de estos TP y qué efectividad han tenido estas terapias. La importancia de esta revisión radica en la identificación de enfoques que puedan complementar los tratamientos existentes, así como en el establecimiento de un marco de referencia que ayude a filtrar prácticas basadas en evidencias de aquellas que no ofrecen resultados claros. Al contribuir a un entendimiento más profundo de este fenómeno, la investigación podría no solo mejorar la práctica clínica, sino también fomentar un diálogo más informado entre pacientes y profesionales sobre la gestión de los trastornos de la personalidad.

 

MÉTODO

Para llevar a cabo esta revisión sistemática sobre TP y las terapias utilizadas, se utilizó el método PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses) como guía para garantizar la transparencia en el proceso de selección, evaluación y síntesis de la información de los estudios incluidos. Se realizaron búsquedas en las bases de datos PubMed, PsycINFO, Scopus y Scielo para identificar estudios relevantes relacionados con trastornos de la personalidad y terapias utilizadas. Se identificaron un total de 98 artículos relacionados con el tema de interés. Tras la revisión inicial, se incluyeron 10 artículos que cumplían con los criterios de inclusión y exclusión establecidos.

Se incluyeron estudios que abordaban trastornos de la personalidad y las terapias utilizadas como parte de su intervención. Se excluyeron estudios que no estaban disponibles completamente, que no se enfocaban en terapias específicas o que tenían un diseño metodológico deficiente. Se utilizaron los operadores boleanos "AND" y "OR" para combinar los términos de búsqueda de manera adecuada y obtener resultados precisos. La recolección de datos se llevó a cabo a través de una extracción de datos de los estudios incluidos utilizando tablas que incluían variables como título del estudio, autor, año y tipo de terapia analizada.

El enfoque de esta revisión sistemática fue descriptivo, con el objetivo de sintetizar la información disponible sobre TP y las terapias utilizadas en la literatura científica. Se trata de una revisión sistemática de la literatura, con el objetivo de recopilar y consolidar la evidencia existente sobre el tema de interés. Los resultados de los estudios incluidos se analizaron de manera cualitativa, identificando las terapias más utilizadas para tratar los trastornos de la personalidad y evaluando la efectividad de las mismas en la mejora de los síntomas.

 

RESULTADOS

Los resultados de la figura 1 muestran que se identificaron un total de 98 artículos en las bases de datos Scielo, Scopus y Redalyc. De estos, se excluyeron 77 basados en el título y el resumen, resultando en un total de 21 artículos a texto completo. De estos, se excluyeron 11 artículos, dejando un total de 10 artículos incluidos en el estudio. Se encontraron 33 citas duplicadas y fueron eliminadas del análisis. Finalmente, se incluyeron un total de 10 artículos en el estudio después de realizar todas las exclusiones y eliminaciones necesarias.

 

Figura 1. Diagrama de flujo sobre la búsqueda sistemática según PRISMA

La tabla 1 refleja las investigaciones incluidas en esta revisión sistemática sobre los TP, abarcando enfoques terapéuticos, pedagógicos y clínicos desde 2001 hasta 2023. Quiroga y Errasti (2001) identifican tratamientos psicológicos efectivos, sentando una base sólida en la comprensión y abordaje de estos trastornos. Gómez (2017) propone un modelo docente innovador que busca manejar el trastorno disocial escolar, resaltando la importancia de adaptar la educación a las necesidades específicas de los estudiantes.

Por su parte, Sánchez (2003) aclara la relevancia de la atención a la diversidad en el entorno escolar para alumnos con alteraciones de personalidad. El análisis clínico de Trilleros (2019) proporciona una visión detallada del trastorno obsesivo-compulsivo, apoyado por las clasificaciones del DSM-V, lo cual complementa los descubrimientos actuales sobre el trastorno límite de la personalidad (TLP) presentados por Pinta et al. (2023). Además, Lominchar et al. (2023) discuten estrategias correctivo-compensatorias que desafían a los futuros educadores.

La alianza terapéutica y la terapia familiar son subrayadas por Corpas y Jiménez (2020) y Rodríguez y Peláez (2013), respectivamente, mientras que Linares (2007) aborda la personalidad desde una perspectiva sistémica, y Otriz y Ferragut (2010) ofrecen un análisis cualitativo de un caso específico. En conjunto, estos estudios destacan la necesidad de un enfoque multidimensional en el tratamiento de los TP.

 

Tabla 1. Estudios que abordan TP

No. De

orden

Artículo

Autor

Año de

publicación

1

Tratamientos psicológicos eficaces para los trastornos de personalidad.

Quiroga, E. y Errasti, J.

2001

2

Modelo de Acción Docente como Alternativa Pedagógica para el Manejo del Trastorno Disocial Escolar.

Gómez, J.

2017

3

Atención a la diversidad en la escuela: alumnos con alteraciones de personalidad.

Sánchez, E.

2003

4

Caso clínico de un adulto con trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva según clasificación del DSM-V*.

Trilleros, M.

2019

5

Actualización sobre el trastorno límite de la personalidad.

Pinta, M., Tovar, A., Checa, S., Benites, R. y otros

2023

6

Herramientas y estrategias correctivo- compensatorias para tratamiento a trastornos de

conducta: reto para los estudiantes de licenciatura en Educación Primaria.

Lominchar, C., Blanco, C., Vázquez, I.

2023

7

Tratamiento psicológico y alianza terapéutica en un caso de trastorno de personalidad por evitación.

Corpas, J., Jiménez, T.

2020

8

Terapia familiar en los Trastornos de personalidad.

Rodríguez, L., Peláez, J.

2013

9

La personalidad y sus trastornos desde una perspectiva sistémica.

Linares, J.

2007

10

Análisis Cualitativo de la Personalidad de una Actriz. Estudio de Caso y Trastorno de Personalidad Límite.

Otriz, M., Ferragut, M.

2010

 

La tabla 2 presenta el análisis de los diversos estudios que abordan diferentes TP y las terapias propuestas para su tratamiento. En primer lugar, el trabajo de Quiroga y Errasti (2001) es destacado por su exhaustivo enfoque sobre el trastorno paranoide y otros, proponiendo múltiples enfoques terapéuticos como la terapia cognitivo-conductual dialéctica, la terapia de conducta y el entrenamiento en habilidades sociales, abordando así una amplia gama de trastornos, desde el esquizoide hasta el evitativo.

Gómez (2017) contribuye con un modelo de acción docente para el manejo del trastorno disocial, mientras que Sánchez (2003) enfatiza el uso de técnicas psicológicas para trastornos emocionales y de conducta. Trilleros (2019) se centra en dificultades específicas, proponiendo terapia cognitiva para abordar la inflexibilidad y las reacciones impulsivas. En cuanto al TLP, se observan enfoques variados, como psicoterapia especializada y farmacología de Pinta et al. (2023), intervención familiar de Rodríguez y Peláez (2013), así como intervenciones sociales y familiares discutidas por Linares (2007).

Finalmente, Otriz (2010) se enfoca en tratamientos psiquiátricos, mientras que Lominchar et al. (2023) abogan por una intervención temprana y un tratamiento integral para los trastornos de conducta. Estos estudios reflejan una diversidad de enfoques terapéuticos adaptados a las especificidades de cada TP.

 

Tabla 2. TP y terapias propuestas

No.

Estudios

TP que estudian

Terapias propuestas

1

Quiroga y Errasti (2001)

Paranoide

Cognitivo-conductual dialéctica

Terapia de conducta

Terapia Dialéctica (individual y en grupo)

Entrenamiento en habilidades sociales

Exposición gradual

Tratamientos Psicodinámicos

Terapia estratégica del yo

Psicoterapia dinámica clásica

 

 

Esquizoide

Esquizotípico

Antisocial

Límite

Histriónico

Narcisista

Obsesivo-compulsivo

Evitación

Dependencia

2

Gómez (2017)

Trastorno disocial

Modelo de acción docente

3

Sánchez (2003)

Trastornos emocionales y de conducta

Técnicas psicológicas

4

Trilleros (2019)

Dificultad para ser flexible, reacciones impulsivas

Terapia cognitiva

5

Pinta et al. (2023)

TLP

Psicoterapia Especializada, Intervenciones Farmacológicas

6

Lominchar et al. (2023)

Trastornos de conducta

Intervención temprana y el tratamiento integral

7

Corpas y Jiménez (2020)

Trastorno de Personalidad Evitativa

Terapia Cognitivo-Conductual

8

Rodríguez y Peláez (2013)

TLP

Intervención Familiar

9

Linares (2007)

TLP

Intervenciones enfocadas en la dimensión social y familiar

10

Otriz (2010)

TLP

Tratamientos psiquiátricos

 

Descripción de los estudios seleccionados

Quiroga y Errasti (2001) consideran que se han propuesto muchos y muy diversos tratamientos de los TP, por ejemplo, en Caballo (1998), Ruiz (1998) o Gunderson y Gabbard (2000), pero las investigaciones rigurosas sobre sus efectos clínicos reales son escasas, dispersas o asistemáticas, y en muchas ocasiones precarias, pues los estudios publicados no siempre cumplen las necesarias condiciones de diseño y de control como para ser considerados aceptables a la hora de calificar como positivamente probada la eficacia de una determinada terapia, o cuanto menos como tratamiento de eficacia probable.

A la luz de la revisión bibliográfica realizada por Quiroga y Errasti (2001) y según los criterios utilizados por los editores de Psicothema, el resultado es que, a día de hoy, el panorama de los tratamientos psicológicos de los TP presenta una gran precariedad. De hecho, no parece estar todavía demostrado que exista ningún tratamiento psicológico que pueda considerarse «bien establecido», ni para los TP en general, ni para ninguno de los diversos TP en particular. Y ello porque los estudios existentes son poco numerosos, heterogéneos en su orientación teórica, dispersos entre los distintos TP y metodológicamente mejorables –por ejemplo, mediante comparaciones sistemáticas con grupos de control, placebos o con otros tratamientos.

Quiroga y Errasti (2001) consideran que podrían valorarse como «probablemente eficaces» algunos tratamientos psicológicos para un TP en concreto, el TPL (borderline): la terapia cognitivo-conductual dialéctica y la terapia de conducta. De ellos, sin lugar a dudas, el tratamiento mejor estudiado y sobre el que existen más datos de eficacia clínica positiva es la terapia cognitivo-conductual dialéctica de Linehan (1993) y Aramburu (1996), que es una terapia específicamente dedicada al TLP–cuanto menos para algunos aspectos especialmente problemáticos de dicho trastorno, como los comportamientos suicidas y autolíticos o la inestabilidad afectiva.

La propia autora asegura que su terapia es eficaz Waltz y Linehan (1999), apoyándose para ello en diversos datos sobre los efectos clínicos obtenidos. No obstante, a la hora de aplicar en el momento presente los criterios de «eficacia establecida» y de «eficacia probable» que marca Psicothema, tan sólo se puede afirmar que la terapia dialéctica cognitivo-conductual es un tratamiento «probablemente eficaz», por cuanto que sus mejores estudios clínicos no llegan a satisfacer los criterios de «eficacia bien establecida».

Gómez (2017) menciona en su estudio específicamente el trastorno disocial en el contexto de alumnos de secundaria en una unidad educativa. Este trastorno se caracteriza por comportamientos disociales que incluyen: incumplimiento de normas de convivencia, inasistencias injustificadas, bromas pesadas y travesuras e irrespeto a otros y conflictividad. Estos comportamientos representan un alto porcentaje de incidencia entre los estudiantes, lo que indica la prevalencia de este tipo de trastorno en el entorno escolar.

El estudio se enfoca en la competencia docente para manejar el trastorno disocial escolar, lo que implica no tanto tratamientos directos a los estudiantes como el enfoque pedagógico y el rol de los docentes. Los aspectos analizados incluyen: la función del rol orientador de los docentes y su capacidad para ayudar a los estudiantes con comportamientos disociales. Los resultados indican que más de la mitad de los docentes (53%) conocen el rol de orientador, pero un 79% no aplica efectivamente este rol para ayudar a los estudiantes con problemas de comportamiento disocial. Existe una falta de acción docente generalizada para implementar estrategias pedagógicas adecuadas que involucren la orientación y el apoyo a estos estudiantes.

Esto sugiere que la eficacia de los tratamientos, en forma de intervención docente, es limitada, ya que muchos docentes no están aplicando las competencias necesarias para abordar adecuadamente el trastorno disocial. Por lo tanto, hay una necesidad urgente de capacitación y desarrollo de competencias para los docentes en el manejo de estos comportamientos en el aula. Aunque la identificación de los comportamientos disociales fue eficiente en su estudio, la implementación de un enfoque orientador efectivo por parte de los docentes es insuficiente, lo que implica que los estudiantes continúan presentando sus comportamientos sin el apoyo adecuado que podría disminuir su incidencia y efecto en el ambiente escolar.

Sánchez (2003) aborda las alteraciones de la personalidad en niños, señalando que se vinculan a perturbaciones en las dimensiones emocionales, afectivas, motivacionales y sociales, en lugar de la dimensión cognitiva. Subraya la influencia negativa que problemas emocionales, como la depresión o ansiedad, pueden tener en el rendimiento académico, incluso en niños con alta capacidad intelectual. Estos problemas no son exclusivos de niños mayores o adultos, ya que los pequeños están en proceso de desarrollo y formación. Además, se menciona que la personalidad se desarrolla a través de diferentes etapas, según varios teóricos como Freud y Piaget. Cada individuo puede superar estas etapas de manera distinta, y tanto factores biológicos como ambientales influyen en la configuración de la personalidad.

Este autor destaca la importancia de diagnosticar y tratar cada caso de TP de manera individual, ya que los mismos síntomas pueden surgir de causas diversas. Los obstáculos que impiden el desarrollo saludable de la personalidad se denominan frustración, y están relacionados con la insatisfacción de necesidades, lo que puede generar tensión o ansiedad.

El autor no menciona tratamientos específicos ni datos sobre su efectividad. Sin embargo, sugiere que el enfoque debe ser individualizado y adaptado a las necesidades específicas del niño, lo que implica que, aunque no se reportan resultados concretos, es probable que un diagnóstico y tratamiento adecuados puedan ser efectivos para abordar los TP, siempre y cuando consideren tanto los factores biológicos como los ambientales. La individualización del tratamiento, en sí misma, parece ser un enfoque recomendado para mejorar el bienestar emocional y social de los niños afectados.

El texto presentado por este autor aborda la ambigüedad en la clasificación de los TP y emocionales infantiles, subrayando que no existe un sistema claro y confiable que los profesionales y educadores puedan aplicar. Esta dificultad se traduce en que los trastornos psicológicos en la infancia no deben ser considerados como entidades discretas, sino como parte de un continuo, lo que implica que la atención debería centrarse en el desarrollo del trastorno en lugar de en la clasificación. Se mencionan cuatro grupos de TP infantil según Quay et al. (1986):

1.  Perturbaciones de la conducta: Comportamientos desobedientes, rebeldes y agresivos.

2.  Ansiedad-introversión: Niños tímidos que experimentan sentimientos de inferioridad y culpa.

3.  Inmadurez: Niños con torpeza, falta de atención y preferencia por juegos con menores.

4.  Agresión socializada: Se manifiesta en el absentismo escolar, pertenencia a pandillas y conductas delictivas.

A pesar de las dificultades inherentes a la clasificación de estos trastornos, el autor enfatiza la necesidad de contar con un sistema clasificatorio en el ámbito educativo, ya que diferentes síndromes tienen distintas repercusiones en el currículum educativo y la conducta de los niños. En cuanto a la efectividad el autor no analiza en detalle tratamientos específicos, ni ofrece conclusiones claras. Se menciona que las clasificaciones actuales son poco útiles para la educación y el tratamiento adecuado de los niños, lo que sugiere que las metodologías empleadas podrían no ser efectivas.

Además, la falta de consenso sobre la clasificación y diagnóstico de los trastornos disminuye la capacidad para hacer predicciones y recomendaciones adecuadas, lo que afecta negativamente la efectividad de cualquier tratamiento. Por tanto, se infiere que la efectividad de los tratamientos en general es limitada debido a la ambigüedad en las clasificaciones y la falta de un enfoque claro en el desarrollo del trastorno.

Trilleros (2019) aborda un caso de un individuo que enfrenta dificultades en sus relaciones interpersonales, laborales y familiares, derivadas de creencias irracionales y un estilo de crianza autoritario en su infancia. Las principales disfunciones que se presentan incluyen la dificultad para ser flexible, reacciones impulsivas, alteraciones emocionales, y problemas en la construcción de relaciones cercanas. El tratamiento más adecuado es la terapia cognitiva, que se centra en ayudar al paciente a modificar sus creencias problemáticas y su comportamiento. Esta terapia sugiere el uso de una agenda de actividades y técnicas para la resolución de problemas y la relajación, lo que ayuda a mitigar características asociadas al TP obsesivo-compulsiva, como la indecisión y la ansiedad.

La autora no ofrece evidencias directas de la efectividad de los tratamientos aplicados, enfatizando en cambio que la literatura sobre tratamientos para los TP es limitada y que hay escasas investigaciones con muestras adecuadas. Sin embargo, sugiere que la terapia cognitiva tiene el potencial de ser eficaz en este caso particular al ayudar a cambiar las creencias disfuncionales y mejorar la regulación emocional del paciente. Aunque los tratamientos son prometedores, la falta de estudios sólidos en el área limita la capacidad de establecer su efectividad total.

Pinta et al. (2023) proporcionan una visión integral sobre el TLP, centrándose principalmente en la neurobiología, la prevalencia de este trastorno en poblaciones penitenciarias y las intervenciones terapéuticas disponibles. A continuación, se detallan los principales enfoques tratados:

Comorbilidad y Estructuras Cerebrales: Un estudio de Moore encontró que un gran porcentaje de los reclusos con Trastorno Depresivo Mayor (TDM) también presentaba TLP, indicando una alta comorbilidad con otros trastornos, particularmente el Trastorno de Personalidad Antisocial (TPA). Se observaron alteraciones en estructuras cerebrales, como disminuciones en el volumen de materia gris en el hipocampo y áreas límbicas, así como hiperreactividad en la amígdala en respuesta a estímulos emocionales en pacientes con TLP.

Incidentes Disciplinarios en Reclusos: Los reclusos con TLP presentaron una mayor frecuencia de incidentes disciplinarios y agresiones psicológicas en comparación con aquellos sin TLP. Sin embargo, no se encontró relación entre la duración del aislamiento y el diagnóstico de TLP.

Polifarmacia: Aproximadamente el 50% de los pacientes en servicios especializados en trastornos de la personalidad en Australia se prescriben múltiples medicamentos. Se destaca que la polifarmacia puede aumentar el riesgo de sobredosis, especialmente entre pacientes con TLP.

Psicoterapia: Se sugiere que la psicoterapia específica para TLP es más efectiva que otras formas de terapia como la Terapia Cognitiva Basada en la Emoción (CTBE). Un metaanálisis encontró evidencia de impacto moderado en la reducción de la gravedad del TLP y en la disminución de autolesiones.

Impacto de Traumatismos Previos: Los antecedentes de abuso emocional y negligencia se correlacionan con la discapacidad emocional en individuos con TLP, lo que complica su tratamiento y manejo.

En cuanto a la efectividad de los tratamientos la evidencia sugiere que la psicoterapia diseñada específicamente para TLP es efectiva, mostrando una reducción significativa en la gravedad del trastorno y las autolesiones. La polifarmacia presenta riesgos, y aunque algunos pacientes pueden beneficiarse de ciertos medicamentos, sus efectos deben ser manejados cuidadosamente. Los resultados actuales están limitados por la baja calidad de la evidencia y la falta de ensayos clínicos controlados, lo que subraya la necesidad de más investigaciones para validar la efectividad de las intervenciones en esta población. En conjunto, aunque se ha avanzado en la comprensión y tratamiento del TLP, se requieren más estudios para establecer prácticas óptimas y mejorar los resultados para los pacientes.

Lominchar et al. (2023) aborda el impacto de factores biológicos y sociales en los trastornos de conducta en escolares, señalando la importancia de las condiciones sociales y educativas en su desarrollo. Se afirma que los trastornos de conducta surgen a partir de la interacción de factores intrapersonales (como la personalidad) y factores interpersonales (como las relaciones familiares y sociales). Esta amplia gama de causas sugiere que cualquier enfoque de tratamiento debe considerar esta complejidad.

En Cuba, se distingue entre diferentes tipos de trastornos de conducta, incluyendo la inseguridad, la timidez, la agresividad no socializada y el Síndrome Hiperquinético. Cada categoría se estudia con el objetivo de adaptar los tratamientos psicológicos y pedagógicos. Para diseñar estrategias de intervención, es necesario un diagnóstico que combine las condiciones internas del escolar y las influencias externas. Este enfoque integral es crucial para el tratamiento efectivo de los trastornos de conducta. Es fundamental que los maestros identifiquen las alteraciones de conducta en los escolares de manera temprana, lo que permite implementar medidas preventivas adecuadas. Conocer los métodos más eficaces para contrarrestar estas alteraciones es una parte esencial del proceso.

Los autores resaltan que realizar intervenciones sociales y educativas de manera precoz puede potencialmente permitir una recuperación favorable. La plasticidad del sistema nervioso y la capacidad de aprendizaje del niño son aspectos que apoyan esta idea. Aunque los autores no proporcionan datos cuantificables sobre la efectividad de los tratamientos específicos, se infiere que la intervención temprana y el tratamiento integral son fundamentales para ayudar a los escolares con trastornos de conducta. Los tratamientos analizados por estos autores destacan la importancia de un enfoque múltiple e integral que considere tanto factores internos como externos, así como la necesidad de intervenciones tempranas para mejorar la efectividad de los tratamientos dirigidos a escolares con trastornos de conducta.

Corpas y Jiménez (2020) abordan un caso de una mujer que fue diagnosticada con Trastorno de Personalidad Evitativa (TPE), y se identificaron síntomas relacionados con ansiedad generalizada y baja autoestima a raíz de experiencias pasadas de crítica por parte de sus iguales.

Se utilizaron diversos instrumentos de evaluación para medir la ansiedad, el estado de ánimo y los rasgos de personalidad antes de iniciar el tratamiento, lo que proporcionó una base para el diagnóstico y la intervención. Se optó por la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), que ha demostrado mayor eficacia en el tratamiento del TPE en comparación con otros enfoques. La TCC se centró en modificar la conducta evitativa y los pensamientos disfuncionales que mantenían la ansiedad. Al concluir el tratamiento, la paciente mostró señales de motivación y compromiso al inicio, aunque presentaba ambivalencias debido a fracasos anteriores.

Por otro lado, Rodríguez y Peláez (2013) reconocen que el proceso de enfermar afecta al contexto familiar y puede llevar a reacciones como la negación, la hipervigilancia y la sobreprotección. Estas dinámicas pueden generar problemas emocionales en la familia y afectar el diagnóstico del paciente. Las intervenciones familiares han demostrado ser efectivas para mejorar el pronóstico de enfermedades mentales, especialmente en TP como el TLP. Se considera que la familia no solo contribuye al desarrollo de la enfermedad, sino que también es fundamental en su rehabilitación. Las intervenciones deben centrarse en modificar las respuestas familiares y mejorar la comunicación.

Las intervenciones familiares, en particular las de tipo psicoeducativo, han demostrado ser efectivas en la mejora del pronóstico de la enfermedad mental, reduciendo la tasa de recaída en pacientes con TP y favoreciendo un ambiente familiar más saludable. Los estudios reflejan que estas intervenciones son un tratamiento complementario valioso y son superiores en eficacia en comparación con enfoques anteriores basados en la terapia psicoanalítica.

Linares (2007) plantea que la evolución de la comprensión y clasificación de los TP ha permitido una mayor flexibilidad en el diagnóstico y reconocimiento de diversas manifestaciones. Si bien algunos enfoques tradicionales han tenido limitaciones, en el caso del TLP se ha demostrado que, contrariamente a la creencia de que es incurable, los pacientes pueden experimentar mejoras significativas durante el tratamiento. Las intervenciones enfocadas en la dimensión social y familiar han sido reconocidas como esenciales, aunque su desintegración en la práctica clínica actual dificulta su manejo eficaz. Los tratamientos han mostrado efectividad, pero su implementación y comprensión requieren una consideración más integral de las dimensiones sociales y familiares involucradas.

Otriz y Ferragut (2010) analizan el caso de un sujeto que nació en un entorno marcado por la inestabilidad emocional de su madre quien experimentó dificultades y relaciones tumultuosas. La persona fue cuidada por una familia adoptiva en sus primeros siete años, donde la educación fue estricta y moralista. Aunque no hay pruebas de abusos materiales, la falta de afecto y reconocimiento emocional afectaron negativamente su autoestima. Los tratamientos psiquiátricos del sujeto fueron inadecuados, reflejando la falta de avances y comprensión en el campo de la psiquiatría de la época, lo que la dejó sin el soporte maternal necesario que pudo haber mitigado su propio desarrollo emocional problemático.

La historia de este sujeto pone de manifiesto cómo un entorno familiar inestable y tratamientos inadecuados dejaron profundas huellas en su desarrollo emocional. A través de diversas etapas de su vida, aunque se intentaron diferentes formas de intervención, la falta de un tratamiento efectivo y de un ambiente estable contribuyó a un continuo estado de confusión y dificultad emocional, lo que sugiere que la efectividad de los tratamientos en su caso fue mínima.

 

DISCUSIÓN

La valoración crítica de los estudios sobre TP, especialmente el realizado por Quiroga y Errasti (2001), destaca tanto la diversidad de tratamientos propuestos como la notable falta de evidencia rigurosa que respalde su eficacia. Estos autores subrayan que, a pesar de que muchos tratamientos han sido sugeridos por diversos investigadores como Caballo (1998) y Gunderson y Gabbard (2000), la investigación empírica carece de una sistematización adecuada y muchas veces es deficiente en diseño y control. Esta precariedad en los estudios hace que sea difícil clasificar algún tratamiento como "bien establecido", dejando en el contorno la eficacia de las intervenciones psicológicas.

A diferencia de esta visión más crítica, Gómez (2017) enfoca su estudio en el ámbito escolar, analizando el trastorno disocial en alumnos de secundaria y el rol fundamental que desempeñan los docentes en el manejo de estos comportamientos. Su trabajo pone de relieve que, aunque hay un reconocimiento del rol orientador por parte de los docentes, su aplicación práctica es deficiente. Esto resalta una disparidad en el enfoque: mientras los estudios sobre TP podrían beneficiarse de una mayor atención a los criterios de efectividad y metodología, el contexto educativo se enfrenta a una falta de capacitación y habilidades entre los docentes para implementar estrategias efectivas.

Además, mientras que Quiroga y Errasti enfatizan la terapia cognitivo-conductual dialéctica como un tratamiento "probablemente eficaz" para el TLP, Gómez resalta la necesidad urgente de que los docentes desarrollen competencias necesarias para apoyar a estudiantes con trastornos disociales. Esto sugiere que, aunque hay tratamientos psicológicos cuya eficacia sigue siendo debatida, la intervención educativa también necesita fortalecerse para abordar adecuadamente comportamientos problemáticos en un entorno escolar.

Estos estudios destacan limitaciones en sus respectivos campos: la falta de evidencia sólida en los tratamientos psicológicos y las deficiencias en la implementación de estrategias pedagógicas efectivas. Esto sugiere un camino claro hacia la necesidad de más investigación y formación en ambos ámbitos, con el objetivo de mejorar la atención a las personas con TP y asegurar un ambiente educativo más saludable y de apoyo. Analizar ambas perspectivas en conjunto permite una comprensión más amplia de la complejidad en el tratamiento de los TP y los trastornos de conducta, subrayando que tanto la práctica clínica como la educativa deben evolucionar para satisfacer mejor las necesidades de sus respectivos grupos.

También ofrecen una visión amplia y matizada sobre los TP y su tratamiento, abordando diversas perspectivas. Uno de los aspectos más positivos de la obra de Sánchez (2003) es su énfasis en la individualización del diagnóstico y tratamiento de los TP en niños. Su señalamiento de que las perturbaciones emocionales pueden influir en el rendimiento académico, así como el reconocimiento de los diversos factores que afectan el desarrollo de la personalidad, resuena con la apertura contemporánea hacia enfoques holísticos y personalizados en la educación y la salud mental. Comparado con los enfoques más rígidos en la clasificación de trastornos, como se observa en la obra de Trilleros (2019) y Lominchar et al. (2023), la flexibilidad que propone Sánchez es valiosa, ya que invita a considerar la singularidad de cada niño en su contexto particular.

Asimismo, la perspectiva presentada por Pinta et al. (2023) sobre el TLP complementa la discusión de Sánchez, al centrarse en la neurobiología y la comorbilidad, lo que enfatiza la necesidad de un enfoque multidisciplinario en el tratamiento. Al abordar tanto la eficacia de la terapia como la importancia de la intervención temprana, el texto se alinea con las propuestas de Lominchar et al. (2023), que también destacan cómo los antecedentes familiares y sociales influyen en la manifestación de trastornos de conducta.

A pesar de las fortalezas en la individualización y el enfoque integral de Sánchez, es cierto que la falta de tratamientos específicos y datos sobre su efectividad puede ser una limitación. Esta observación se encuentra en línea con las críticas de Trilleros (2019) sobre la literatura escasa en el área de tratamientos para TP, donde se reconoce que muchos tratamientos carecen de evidencia robusta. Esta carencia de datos también se refleja en Pinta et al. (2023), donde se subraya que a pesar de los avances en la comprensión del TLP, persisten limitaciones en la calidad de la evidencia sobre tratamientos.

 

CONCLUSIONES

La revisión sistemática sobre los TP y las terapias empleadas resalta la complejidad de estos trastornos y la necesidad de enfoques terapéuticos diversificados. A lo largo del análisis, se identificó que la TCC y las intervenciones psicoeducativas familiares son de las más efectivas en el tratamiento de trastornos de personalidad, particularmente el TLP. Estas terapias no solo abordan los síntomas individuales del trastorno, sino que también buscan modificar dinámicas familiares y conductuales que perpetúan la enfermedad. De esta manera, se establece que un enfoque integrador, que incluya tanto la intervención individual como la familiar, puede mejorar significativamente el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes.

Además, el estudio subraya la importancia de la personalización en el tratamiento, reconociendo que cada paciente presenta una combinación única de síntomas y factores contextuales. Esto implica que los profesionales de la salud deben adaptar las estrategias terapéuticas a las características individuales y al entorno social del paciente. Finalmente, la revisión también destaca la necesidad de más investigaciones que validen y sistematicen la eficacia de las diversas aproximaciones terapéuticas, con el objetivo de proporcionar evidencia sólida que guíe las prácticas clínicas y fomente un tratamiento más eficaz y holístico de los TP.

 

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